viernes, 28 de agosto de 2020

"Daredevil": El diablo en la cocina

 



Marvel es una gran compañía de historietas que desde la década del 30 compitió con la DC Comics, tiempos en que las marcas y la lucha inter-capitalista significaban algo. Veamos: la DC fue la creadora de Superman, Batman y una larga estirpe de superhéroes. El éxito de la DC fue tal que Superman -que no por nada vestía de azul y rojo- llegó a ser emblema plebeyo, no oficial, de los Estados Unidos. La propia DC creó en contraposición el héroe oscuro, Batman, que recién tuvo su gran momento en la década de los 80, cuando modificó su imagen naif, y en los 90, cuando comenzó la saga de películas del héroe torturado, sin ley y golpeado a más no poder por el Mal. Entretanto, Marvel había creado una serie de superhéroes en conflicto con sus superpoderes, más humanos, marginales y marginados, como si propusiera la versión realista de lo fantástico -valga la paradoja-, o la representación anti-heroica de del sueño estadounidense: la de los barrios bajos, los negros y los alcohólicos.

 La de Marvel y la DC Comics fue la competencia paralela de la de Warner Bros. y la Disney, que se libraba en el campo del dibujo animado. Disney representaba valores familiares con sus personajes típicos, en tanto Warner le disputaba el terreno de los americanos excéntricos y vividores, cuyos arquetipos fueron y serán por los siglos de los siglos el conejo Bugs y el pato Lucas. 

  Paradojas del destino, Marvel terminó en manos de Disney, y la DC, de la Warner, en tiempos en que la marca ya no importa tanto como la concentración de los negocios. 

  Pero de esta historia emerge la adaptación a la tevé de "Daredevil", flor y nata de la filosofía Marvel. Stan Lee, a su vez el alma de Marvel durante décadas, creó a Daredevil en los 60. Daredevil es un superhéroe ciego, de formación católica, en el que luchan hacia adentro y hacia afuera lo diabólico y la santidad. Lee le dio vida a un héroe dos veces dual, puesto que en la vida diaria es el abogado ciego Matt Murdock, defensor de pobres y ausentes, y en la vida fantástica del superhéroe es un ángel negro, también ciego, que habita los techos de Nueva York y, a la vez, un diablo que lo impulsa a la venganza y el asesinato. Lee ubicó la historia de Daredevil en el barrio de Hell's Kitchen, o sea la Cocina del Infierno, que encierra el pasado trágico de Murdock. Criado por la Iglesia, el huérfano ciego comprobará que la pérdida de la vista comportó la agudización extrema de sus otros sentidos, especialmente el del oído. De esta suerte, Murdock, el huérfano del boxeador Jack Murdock, pelea con una gracia y una letalidad inigualables, basadas en el principio del radar, como el vuelo de los murciélagos. Además de esto, Daredevil puede escuchar la ciudad entera, todos sus sonidos, los cercanos y lejanos, los más estridentes y los más tenues: conversaciones, amenazas, sirenas policiales, disparos, pasos, crujidos.

  Drew Goddard ha logrado recrear en esta época rasgos del ambiente de las oficinas y calles neoyorquinas de las décadas de los cincuenta y sesenta, y también el universo moral de Daredevil y su vida. Le encontró rostro a sus amigos y a los villanos, reinventó las situaciones críticas. Las tres temporadas de la serie (2014-2018) tienen un crescendo de ese cuerpo dramático que culmina en un épico enfrentamiento con el Mal, encarnado en el ultra-villano Wilson Fisk, imagen ambigua de delicadeza y brutalidad extrema, que por momentos produce piedad. "Daredevil" es la mejor serie de superhéroes que puede verse en este momento.


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