lunes, 29 de marzo de 2021

"Jack Taylor": Mi reino por un sobretodo

 


Habrá quien se aburra porque "Jack Taylor" (2010-2016) reúne todos los rasgos del policial duro (aunque con el trasfondo de Galway, una ciudad de la costa oeste de Irlanda). Habrá, también, quien precisamente disfrute de esos rasgos. Lo que no se entiende es la ira del crìtico de The Irish Times, cuando se emitieron los primeros capítulos, por lo que llamó "clisés", por unas locaciones fuera de Galway y hasta por el acento del actor principal. Ira, decimos, porque la ráfaga de cuestionamientos contra una serie -hay que decirlo de entrada- bien hecha produce la impresión de que quien escribe está irritado, tal vez por un exceso de nacionalismo, ya que el programa contó con aporte de capital alemán, lo que determinò que algunas escenas se filmaran en Alemania, y porque el actor, Iain Glen, es escocés. Y eso que de entrada el veterano ex policía Taylor escucha de voz de un borracho de la calle que suele ser su interlocutor e informante: "Noto que ha nombrado a Fulano en pasado, de lo que deduzco que ya no está entre nosotros. O peor, está en Inglaterra".

  "Jack Taylor" es una serie de nueve películas producida por la actriz y productora irlandesa Clodagh Freeman, que originalmente se transmitió a razón de tres por año, y que ahora Netflix ofrece como una sola temporada. Se trata de episodios, en efecto, pero de duración cinematográfica -hora y media- basados en las novelas del irlandés Ken Bruen. El crítico David Jenkins de Time Out, fue el que mejor sintetizó méritos y sacrificios del primer episodio en 2013, cuando se estrenó la serie en Inglaterra: "Todo es muy cliché, desde el chiste hasta la escena de persecución genérica a través de un almacén extrañamente vacío. Pero, ¿quién se queja cuando los clichés se juntan con tanta ternura y garbo?".

  Y es cierto. Lo mejor de la serie es el escenario, los muelles, calles y pubs, y varios personajes, empezando el propio Taylor que, lejos de los clichés generales, y los de algunos diálogos, hace de la defensa de su sobretodo de la Garda (la policía nacional irlandesa) su causa mayor, cuando ya no tiene el derecho a lucirlo. La voz en off es también un viejo recurso del policial basado en libros, pero ¿por qué habría de molestar esa voz interior que desgrana los puntos de vista del personaje? Es como escuchar la vieja cadencia de los policiales "negros". "Casi es imposible que le echen a uno de la Garda Síochána. Hay que esforzarse de veras para lograrlo. A menos que te conviertas en una deshonra pública, casi todo lo demás te lo consienten. Yo había llegado al límite". Así empieza narrando la voz de Taylor. Y se verá enseguida que no fue el alcohol el causante, aunque sí quizá el partícipe necesario, de su salida de la Garda, sino un puñetazo aplicado a un ministro presuntuoso cuyo chofer se había excedido en velocidad. Desde entonces, Taylor deviene, casi de casualidad, en detective privado y figura querida, legendaria, incluso algo folclórica, en Galway. 

  La vida y formación del ex policía alcohólico de humor ácido se resume en un padre que le transmitió caridad y amor por la literatura, una madre durísima y religiosa que identifica al hijo con el padre -no por lo bueno- y a la que Taylor parece odiar; años en la Garda, alcohol, vida solitaria y finalmente una mujer lo suficientemente elegante como para que él considere que está "fuera de su alcance". No bien transcurren los episodios se ve el amor y el odio de Taylor, su relación complicada con su ex segundo hogar, la Garda, especialmente con la garda Kate Noonan, de quien podría ser el padre; el progreso relativo que consigue gracias a sus habilidades de policía, que le cuestan muchos golpes e incluso una amputación; su relación con ayudantes jóvenes -un duro yanqui de verdad nunca los habría tenido-, a los que acepta a regañadientes y termina queriendo de verdad; y un collar de casos raros, un par de los cuales involucran a la Iglesia Católica, tan presente en la vida irlandesa desde el siglo V.  "Las mártires de las Magdalenas" es, de estos, el más intenso. Al que le guste la recreación del hard boiled en el inhóspito extremo occidental de Europa -del que hoy se esperaría un nordic noir, pero se ve que lo nordic no va con los irlandeses- disfrutará de estas historias, y sobre todo de sus personajes.

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Netflix


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