miércoles, 12 de abril de 2023

"Transatlántico": París ya no era un fiesta



"Transatlántico" (2023) no tiene que ver con ningún transatlántico sino con una mínima gesta -mínima en comparación con más de 50 millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial-, encabezada por el periodista estadounidense Varian Fry, quien vio a mediados de los años 30 en Berlín los comienzos del Holocausto judío. En el año 40, cuando media Francia estaba directamente ocupada por los nazis, y la otra mitad administrada por el gobierno colaboracionista de Philippe Pétain, instalado en la ciudad de Vichy, Fry va a Marsella con el propósito de ayudar a quienes quieren exiliarse. Como todo hecho histórico recreado por la literatura o el cine o ambos (como en este caso), el trabajo que hizo Fry para proteger y exiliar intelectuales y no intelectuales, judíos o no, por medios legales e ilegales, se convierte en leyenda. Fly en los hechos facilitó la salida de miles de perseguidos, entre ellos Hanna Arendt, Walter Benjamin -quien se suicidó en Portbou (Cataluña) cuando había logrado atravesar los Pirineos-, André Breton, Max Ernst, Marc Chagall, Victor Serge, Marcel Duchamp y otros notables escritores y artistas plásticos de la época. Ellos son el condimento -y aportan al fondo de leyenda- de esta serie de siete capítulos, mientras se alojan clandestinamente en un hotel y luego en una vieja finca en las afueras de la ciudad, a la espera de visas de los Estados Unidos. 

Fry contaba con el apoyo de la Primera Dama estadounidense, Eleanor Roosevelt, quien amadrinaba un Comité de Rescate de Emergencia, a instancias de Thomas Mann, Theodor Adorno y otros intelectuales alemanes, con el aporte de empresarios judíos y no judíos. Se retrata este aporte en la figura de Mary Jayne Gold, la protagonista femenina de la serie, quien dilapida -por así decirlo- el dinero que le pasa su padre, en la protección de estos perseguidos europeos. También Peggy Guggenheim contribuye, llevándose de Paris telas de algunos artistas notables, entre ellos Picasso, y acercando dinero, además de su refinada simpatía, a los exiliados de la villa Air Bel. Pero, de acuerdo con la serie, el aporte de capital provino también de los vínculos de Mary Jayne con los servicios de inteligencia británicos, a su vez conectados con las primeras células de la Resistencia no comunista, donde se destacaron negros de las colonias francesas en África. Si la señora Roosevelt vio en aquel Comité la posibilidad de importar inteligencia a los Estados Unidos, los negros apostaron a que un triunfo sobre el nazismo llevaría aparejado un proceso de descolonización mundial, como efectivamente sucedió.

La serie se basa en la novela The Flight Portfolio, de la estadounidense Julie Orringer (nacida en Miami en 1973), y convierte en ficción otros detalles de la trastienda de la historia, como la resistencia del cónsul de los Estados Unidos en Marsella a colaborar con el Comité de la señora Roosevelt, y la presencia de empresas de la entonces tecnología de punta, que buscan crear mercados en Europa, incluida Alemania, "cualquiera sea el resultado de la Guerra". Fry debió enfrentar, con ayudas secretas de empleados del consulado, esta situación o complot de la derecha política y económica. Por otra parte, su país no estaba en guerra y el Comité le imponía ciertas limitaciones para ayudar a los perseguidos. Finalmente, rotos los lazos con el Consulado y despedido del Comité, Fry usó pasos a través de los Pirineos, barcos pesqueros y automóviles privados para llevarse a "sus" protegidos; falsificó documentos y estuvo jugando en la cuerda floja, incluida la posibilidad de ser juzgado por traición, durante más de un año en Europa. 

Las escenas festivas promovidas por los surrealistas, con Breton a la  cabeza, en la villa Air Bel ciertamente muestran la cara irreductible de la cultura latina, amenazada entonces por el nazismo, y en parte explica por qué aquella aventura tiene visos legendarios y hasta delirantes.

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viernes, 31 de marzo de 2023

"Fenris": El lobo no está




Plantéase aquí el problema del conservacionismo, o sea, cuidado y protección de la fauna y la flora. En este caso, lobos, en cierta zona de Noruega. La cercanía, aunque no tanta, de una pareja de ellos -son animales monógamos- desata una paranoia que se resuelve en violencia. Alentada incluso por la alcaldesa del pueblo. Esto pese a que los científicos que monitorean a los lobos y sus cachorros repiten que los lobos temen más a las personas que las personas a los lobos. 

Alguien dijo o me dijo alguna vez que la violencia es siempre de derecha. No hay aquí definiciones político-ideológicas, pero basta ver el proceder de los cazadores para comprobar cuál es su ideología y cómo procederían ante otro tipo de problemas en una sociedad más numerosa. 
Curioso que los redentores que quieren salvar al pueblo de los improbables ataques de los lobos llamen "mafia" a los conservacionistas. Esa palabra se está haciendo un latiguillo estúpido e interesado en todo el mundo. 

En la Edda Poética, una de las bases de la antigua mitología nórdica, Fenrir es un lobo monstruoso que finalmente asalta la morada de los dioses. Aquí, a la palabra se le ha cambiado una letra, y es el nombre del lobo supuestamente asesino.

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Flow