sábado, 5 de febrero de 2022

"The sinner": No creer en lo que se ve (no del todo)



El título de la serie "The sinner" (2017) fue heredado de la novela de la alemana Petra Hammesfahr (1951) en que se basó la primera temporada, y que aludía a la vez al detective Harry Ambrose y a la asesina Cora Tannetti, ya que el idioma inglés permite pensar en el pecador o la pecadora. La novela empezaba y terminaba con el caso de Cora, pero la serie fue exitosa y el detective siguió viviendo. Cora era "pecadora" para su madre, que la despreciaba y la consideraba culpable de los defectos de su segunda hija. Cora se crió en el miedo a Dios, en un ambiente sombrío y agresivo creado por la religiosidad malsana de su madre. Sin embargo, cuidaba con amor a su hermana menor, cuya muerte en una situación de violencia también siente como su culpa. Pero de las circunstancias de esa muerte recuerda poco. De manera que nada explica que sorpresivamente mate en una playa fluvial, a la vista de muchas personas, a un hombre del que luego dirá que no lo conoce, que nunca lo ha visto.

Las cuatro temporadas de "The sinner", tituladas con los nombres de los personajes que las co-protagonizan, tienen por escenarios ficticios localidades del noreste de los Estados Unidos, algunas cerca de Canadá (en realidad fueron grabadas en distintos puntos del costa Este, incluidas localidades del estado de Nueva York). El asesinato cometido por Cora sucede en la apacible ribera de un río. Cuando interviene el detective Ambrose, sabemos de él que lo acosa un deseo masoquista. Su figura, de aquí en adelante, será la de un hombre de mirada oblicua, que parece siempre perturbado. Unos gestos que logran hacerlo inolvidable, como el piloto beige a Columbo. Este elemento se suma al desarrollo de sus recuerdos en segundo plano para identificar la serie, que ya se ha considerado un "clásico" (cualquiera sea el significado que se le da actualmente a la palabra) y "de antología". Será mejor decir que la serie de USA Network es de las mejores que pueden verse en streaming. El elemento que debe tenerse en cuenta, sobre todo antes de empezar, es que Ambrose no busca a un culpable, sino los motivos de los asesinos. Esto es que de entrada sabemos quién mató -al menos, quién cometió el crimen principal- y la investigación se centra en descubrir la historia que permanece oculta detrás del delito. No es, como en algunas otras series en las que se presenta al asesino por un lado y al investigador o investigadora por el otro -por ejemplo "The fall"-, sino que aquí ambos se ven de entrada y el culpable parece estar fuera de duda.

Ambrose no cree en lo que ve, esa es la clave. Empezando por el primer caso, no es que dude de que Cora mató a quien mató -lo dice ella y lo atestiguan decenas de personas-: no cree en que solo haya sido un rapto, una locura, como aquella que sufrió Meursault, que lo llevó a matar a un desconocido, también bajo un sol de verano, en "El extranjero", de Albert Camus. Algunas circunstancias al comienzo hacen pensar que Cora no está completamente en sus cabales. En realidad sabemos, gracias a esto -si es que podemos estudiar sus gestos- que hay algo que le pesa horriblemente. Más tarde se descubre que de eso recuerda muy poco. Ambrose lograr tomar la punta de un hilo cuando un compañero del hombre asesinado le describe los últimos gestos de la víctima.

Puede considerase que las cuatro temporadas encierran vías de la conducta humana: sus claves personales, social y culturalmente modeladas. En la segunda temporada, el asesino es un niño. En la tercera, Ambrose llega al fondo de sus más oscuros sentimientos, frente a un asesino que parece su némesis. En todas hay pecadores y pecadoras, aunque el peso de la religión mal entendida se siente en la primera. En la cuarta, Ambrose ve que una mujer se deja caer desde un acantilado. Quizá al principio pueda pensarse que no está seguro de que haya caído por su propia voluntad, pero cuando parece que no hay otra explicación, Ambrose sigue pensando que una mano invisible empujó a la suicida. Y, en efecto, hay algo. Todo sucede en el escenario agreste de un antiguo pueblo pesquero.

"The sinner" tiene el mérito de mover de lugar el objeto de la investigación policial para descubrir los mecanismos individuales que pueden conducir a otros crímenes y a otros criminales y, en general, a un tejido perverso de intereses o de culpas nacidas en las zonas más oscuras de la cultura y de la mente humanas. En la vida real, Harry Ambrose quizá habría tenido poco éxito, porque la policía se detiene cuando encuentra al culpable, confeso o evidente.

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