domingo, 4 de abril de 2021

"Altered carbon": Sobre héroes y fundas

 


Si alguien le dice que "Altered carbon" (carbono modificado) (2018-2020) sucede en un futuro distópico, no se dé por enterado, véala igual. Basada en la novela del mismo nombre de Richard Morgan, que le hizo ganar el respetable Premio Philip K. Dick en 2007, la historia del super asesino Takeshi Kovacs, cuyos nombre y apellido hablan ya de contaminación o cruces culturales, sucede simplemente en el futuro, a unos 300 años vista. ¿Y puede haber un futuro que no sea distópico? Diremos algo de entrada: Netflix decidió no apoyar una tercera temporada -no financiar, viene siendo- y quedan unos cables sueltos, pero siendo que el escenario es un mundo en el que la memoria y las funciones cerebrales de cada persona se pueden guardar en una cápsula del tamaño de un relicario, o una pequeña tortuga luminosa, y ponerlas en cualquier cuerpo, es decir, en cadáveres, o bien en clones, o en cuerpos sintéticos, ¿qué pueden importar algunos cables sueltos en las historias de personajes que cambian de aspecto como de camisa? Me dirán: ¿Y cómo funciona en ese mundo el temita de la identidad? ¿No tiene nada que ver con al aspecto? Pues sí y no. Tendremos un conflicto de ese tipo enseguida, pues el super asesino, que hace 250 años ha participado de una rebelión contra el poder de las grandes compañías, representadas por una especie de Naciones Unidas intergaláctica, es resucitado por un magnate que quiere averiguar cómo fue asesinado -desde luego, recuperó su cuerpo después de muerto- y en tales tareas detectivescas en Bay City, que fue la ciudad de San Francisco -cuyo famoso puente está cubierto de lapas-, conoce a la policía Ortega, que -lo que son las casualidades- fue novia del poseedor anterior del cuerpo que le dieron a Takeshi... no sé si se entiende.

  El problema para Ortega es que el cuerpo de su amor es usado ahora por un sicario terrible que mató primero a rebeldes y luego a soldados de la ONU (por así llamarla), cuando se pasó a las filas de la rebelión.

  Si le dijeron que esto es ciberpunk, no lo crea tampoco.

  Comprenderán, a esta altura, que después de unos 300 años nos esperan iguales índices de pobreza y desigualdades sociales... Los pobres, por ejemplo, apenas pueden pagarse una "funda" -así se llaman los cuerpos- para sus seres queridos, y se ha dado el caso de una niña que fue resucitada en el cuerpo de una anciana indigente. Puede que el futuro sea "distópico", pero la amarga realidad y la acidez del comentario son las mismas.

  Morgan ganó el Premio Philip K. Dick, y hay que decir que le rinde tributo a Dick, especialmente en el ambiente de Bay City, que recuerda más la pelìcula "Blade Runner", de Ridley Scott (1981) que el propio libro de Dick en que la película se basó. Multitudes en el fondo de calles que son como túneles sin techo entre edificios enormes, cubiertos de carteles luminosos; mostradores para comer fideos chinos al paso, una lluvia casi permanente... La serie no disimula, más bien despliega el escenario como un homenaje, que así se llaman ahora estos implantes. Hay un toque gracioso, casi estilo Dick: el hotel El Cuervo, atendido por el mismísimo Edgar Allan Poe, que no es una "funda" sino que forma un todo de Inteligencia Artificial con el edificio, entonces como ahora muy demodé. Poe puede empuñar una antigua escopeta o disparar ametralladoras pesadas, disimuladas en el techo, pero también servir whisky y auto-citarse, de modo que pone poesía en momentos inesperados. En la segunda temporada se agravan sus fallas de memoria -Poe no quiere reiniciarse de ningún modo, como esos viejos maniáticos que rechazan la medicina- y, acorde con su origen, se convierte en un ser fantasmal que aparece y desaparece como el gato de Chesire. 

  En cuanto al romance: el problema son las identidades, lo hemos dicho. Si la policìa Ortega tiene un conflicto con el cuerpo de Takeshi, este a su vez busca a Quellcrist Falconer, la líder de la rebelión fracasada, su grande y único amor. Está convencido de que la líder no sufrió "muerte real" durante la represiòn, y que el back-up está en algún lado... Esto es que no ha sufrido la muerte de veras que sobreviene al destruirse el soporte digital (cápsula o relicario). Pero ¿dónde está? Y sobre todo, ¿en un congelador, con su dueña, o en otro cuerpo? Si es esto último, imaginen el problema.

  En la segunda temporada, Takeshi tiene una tercera funda, aviso.


No hay comentarios: