Vamos a ver: de todos modos, Soderbergh y su cámara convulsa o descentrada proponen dos temas, uno trillado y directo; el otro -más complejo y sin solución a la vista- recorre el relato, en sordina. El primero es el que constituye y justifica la trama: los ricos siempre salen bien parados, son los ejecutores de los principales crímenes -lo cual es cierto, pero en extremo simple-, la justicia deja caer la cuchilla de su guillotina sobre los cuellos de inocentes y los policías honestos quedan en ridículo, envueltos en las trampas de los poderosos. En este caso, no solo envueltos sino confundidos por completo, equivocados y causantes de renovadas injusticias, sin saberlo. El otro tema es el del talento, más atendible: la autora de relatos infantiles Olivia Lake ha escrito y dibujado en realidad un solo libro, que le sobrevino en un momento de iluminación, en medio del cual hizo el boceto de la historia en 45 minutos y luego los dibujos de ese cuento en dos semanas. Eso le bastó para ganar toneladas de dinero, vivir en una enorme propiedad con varias dependencias y hermosas vistas en la zona montañosa del estado de Utah, crear un parque-museo propio en los terrenos de su casa, iniciar un obra cultural bajo el nombre de "Mosaico" y pavonearse para lograr siempre el centro de la atención. Pero nada más escribió desde ese éxito extraordinario que, hasta donde puede verse, se basa en tradicionales ositos y otros seres del bosque. Lo que no sabemos es si esa musa que visitó una sola vez a Lake le permitió hacer una obra de talento o un sencillo producto comercial que dio en alguna tecla.
Ahora bien, muchachos del streaming: dejen de ponerle a estas cosas "drama". Este es un policial: hay un asesinato, una investigación, callejones sin salida, policías, forenses, fiscal, etc que se mueven honesta... o políticamente. Si la muerte define el drama, entonces el género policial no existe.
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HBO/Flow
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