lunes, 8 de febrero de 2021

"Jordscott", segunda temporada: Con una vuelta de tuerca bastaba


Por una razón que aún no atino a explicarme, el sueño me invadía cada vez que comenzaba a ver la segunda temporada de la serie sueca Jordscott (2015-2017). Me costó pasar del primer episodio. Luego de sucesivos adormecimientos y cachetazos, logré ver toda la temporada. El sueño, quizá -no estoy seguro- devenía de aquel malestar pequeño de la primera temporada, esa dudosa mezcla de "géneros". Me dije: si antes funcionó con ciertos crujidos, ahora no funciona. ¿Por qué? La razón más evidente es que los géneros están mal pegados, o las proporciones no son las adecuadas. Los personajes, que antes parecían encarnaciones cotidianas de seres mitológicos, ahora son seres mitológicos. Ese es solo uno de los problemas, muy difícil de llevar en sí mismo.

Pensé en que una cosa es una mezcla, otra un blend y otra una mescolanza. Pero, incrédulo, suspicaz, aterrado, en fin, leía críticas de la prensa española que elevan esta serie al sitial de "Twin Peaks" (1990/1991-2017), la famosa obra de Mark Frost y David Lynch en que lo sobrenatural hace vibrar lo "natural", y "Los expedientes X" (1993-2002), modelo de serie en la que ciencia-ficción y espionaje encuentran su punto exacto de fusión. Recordé la errática pero entretenida primera tanda de temporadas de "Los expedientes...", y la ajustada narración de la segunda tanda, donde ya se investiga la enorme conspiración del poder terrenal con visitantes extraterrestres, sin pisar nunca el exceso que lleva de cabeza al ridículo. Maravilloso el clima de libros de espionaje de los sesenta para un relato fantástico. Me dije: como lo fantástico es lo sin reglas -ni siquiera propias-, por definición, fue magníficamente moderado en "Los expedientes..." por el relato minucioso del policial, específicamente el policial de espionaje, que casi casi es ya un género en sí mismo. Eso es un blend

  Recordé un policial del novelista polaco Stanilaw Lem, un maestro de la ciencia-ficción y del relato imaginativo, que montaba generalmente sobre una teoría científica o filosófica. En "La investigación" (1959), una novelita sobre desaparición de cadáveres de las morgues de unos pueblos de Inglaterra, Lem pone en juego el relato de detectives, y también la ciencia de la estadística -como volvería a hacerlo en "La fiebre del heno" (1975)-, con un toque sobrenatural. Mejor que eso: una insinuación, una inminencia.

  En "La investigación", un gato blanco aparece cerca de los cementerios en más de la mitad de los casos de cadáveres desaparecidos, lo cual -para el estadístico- deja de ser casualidad -más de la mitad no es casualidad, dicta la ciencia estadística-. Sin embargo, no logra probarse que los gatos blancos tengan nada que ver con la desaparición de cadáveres. Esto es una burla sutil de Lem a la estadística, pero es también un modo eficaz de introducir lo sobrenatural en el relato. Otro dato: la niebla asociada a ominosas visiones y al delirio. Otro más: una casa semivacía en la que se aloja uno de los protagonistas, con raros propietarios y extraños ruidos nocturnos. No contaré el final, pero baste decir que la investigación metódica logra develar solo una parte del misterio. 

 Henrik Björn, el creador de "Jordscott", no procede como Lem. Lo fantástico es introducido de a torrentes, es barroco, y es finalmente poco convincente.

  En esta segunda temporada la inspectora Eva Thörnblad ha vuelto a la ciudad, luego de investigar los extraños sucesos de la localidad de Silverhöjd, pero los sucesos la persiguen, se propagan, dan a entender una trama secreta. No decepcionaré contando el final. Sólo anoto que la develación de la parte conspirativa de esta serie -que incluye también brujería, magia negra y blanca, animismo y otras paranormalidades en torno a una investigación policial- deja gusto a nada. Un fanatismo que no tiene excusa la motiva.

   Si le gusta atosigarse de elementos sobrenaturales, adelante. Tal vez nuestra incomprensión se basa en principios narrativos y estéticos de la época del jopo. Y tal vez rechazamos la concepción del arte de narrar que antes llamábamos posmoderna. Lo cual es ya antiguo.

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Film & Arts/Flow


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