lunes, 22 de febrero de 2021

"C.B. Strike. Lethal White": Un caballo en la pared




El cuarto libro sobre el detective Cormoran Strike imaginado por J.K. Rowling, quien firma estos relatos con el seudónimo de Robert Galbraith, es la base de la nueva temporada de la serie televisiva que la BBC comenzó a emitir en 2017. Son cuatro capítulos, y la intriga es mucho más enredada que las anteriores, si cabe. Esta vez llega al Parlamento, de modo que el interior del Palacio de Westminster es escenario de algunos tramos del relato. Por lo demás, dejando de lado a veces su austero atuendo de sobretodo gris y camisa sin corbata, el ex soldado frecuentará fiestas, clubes privados y encuentros sociales con cara de no soy de aquí.

  No lo es. Como dijimos en el comentario de las primeras temporadas, Strike, hijo de un astro del rock con el que no se lleva, tiene su polvorienta oficina en la calle Denmark, en la que funcionan negocios de instrumentos eléctricos y discográficas. Y su casa es un decrépito altillo en el mismo edificio.

  El caso arranca con una especie de demente que entra de noche en la oficina y graba en la pared la silueta estilizada del Caballo Blanco de Uffington, una figura prehistórica de 110 metros de largo, cavada en una colina del condado de Oxford (una banda de rock lleva ese nombre). Cuando llegan Strike y su socia Robin el extraño todavía está allí y les cuenta balbuceando la memoria de un crimen que presenció a los seis años de su edad. Pero antes de que todo esto suceda, Strike va de traje al casamiento de su socia -en ese momento, ex-socia, porque la había despedido en la temporada anterior- para pedirle que vuelva. El perdón de ambos queda sellado con un abrazo un tanto prolongado que anticipa cierta ambigüedad de sentimiento. Será esta una historia en sordina tras la investigación, solo advertida por el marido de Robin, que está en lo cierto, como suelen estarlo los paranoicos y los celosos.

  Después de que pasa el angustiado o trastornado muchacho del grabado del caballo, otro sujeto, tan excéntrico cuanto a veces lo parecen los ingleses más tradicionales, requiere los servicios de la pareja. Se trata de un diputado conservador, acosado por la izquierda y un militante de un grupo extremista, que resulta ser el hermano del nervioso autor de grabados equinos. De modo que Strike acepta un caso a dos puntas, vinculadas solo accidentalmente, en apariencia.

   Como siempre Strike sufrirá varias pateaduras, una de ellas de los militantes, andará con la cara llena de magullones y el muñón de la pierna que perdió en la guerra lo tendrá a mal traer (consecuencia de las palizas, también, y de corridas inconvenientes), para desovillar un enredo de historias insólitamente cruzadas, y sin embargo posibles.

    De nuevo la serie se mueve en los escenarios de la Londres populosa, la tradicional y la snob. En el fondo, para mostrar que el crimen camina por todos los escenarios y sus redes tejen conexiones entre los mundos altos y bajos. Aparecerán así varios y diversos tipos de delincuentes, incluyendo los corruptos. Y el que parece loco no  será más que un espantado testigo, como todos nosotros. Perdón por el spoiler.

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Disponible en HBO/Flow


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