viernes, 5 de noviembre de 2021

"The Crime": Sangre en el Báltico

 

Sí, amigos, ya se ha hablado -y se hablará- del polish noir, es decir, el policial polaco. Todos y cada uno de los nuevos noir hacen referencia al paisaje nacional desde el mote mismo. El único que sigue invicto en cuanto a referencia local es el policial británico, que solo aspiró a la universalidad. Y lo logró. Sobre su esquema de caso abierto y detective capaz de correr el telón de la cotidianeidad que impide ver el sinuoso y oscuro mecanismo de la mente y de la sociedad se hizo, mal que les pese a los estadounidenses, el policial negro. Sus personajes eran y son bastardos en comparación con la aristocracia de pensamiento de los detectives privados -profesionales sí, pero con alma amateur- del policial británico. Los investigadores de la costa Oeste estadounidense trataban, antes que nada, de ganarse la vida, y su segundo impulso, cuando lo había, era moral antes que deportivo como en Sherlock Holmes o Hércules Poirot. Descubrir la verdad era para los estadounidenses impugnar la mentira social, apenas disimulada tras frágiles máscaras de honorabilidad en las gentes poderosas. A nadie le asombraba descubrir que tras ese tipo que parecía tan macanudo había una bestia. Bastaba -y basta- ver como hasta hoy los yanquis empuñan los cubiertos. Siguen siendo cazadores de pieles sin escrúpulos y acaban de conocer el vino, pero creen que solo existe el pinot noir.

Bien. Hasta tanto no se hable de noir del Lacio, o noir mediterráneo, veamos cuál es la característica principal del polish noir. Además de demorarse en el paisaje urbano y rural, como hacen todos los noir en su respectivos ámbitos, y gracias al invento de los drones que nos brindan magníficas vistas aéreas en el noir de cualquier país, se ha señalado que los polacos siempre muestran las huellas del pasado reciente no solo en el paisaje sino también en las personas. Y por pasado reciente debe entenderse la Segunda Guerra Mundial y la dominación soviética.

Y en "Zbrodnia", titulado para el comercio internacional con la traducción literal al inglés, "The Crime" (2014), esas huellas ligeras, pero aun perceptibles, juegan un papel. Se trata de una serie de dos temporadas de tres capítulos cada una. El protagonista de ambas es el detective Tomasz Nowinski, quien encuentra colaboración espontánea en su amor de la adolescencia, Agnieszka Lubczynska, a quien reencuentra en el pueblo de Hel. Se establece así un triángulo entre Tomasz, Agnieszka y el marido de ella, en correspondencia con el triángulo que forman los viajes del detective al pueblo. Para entender mejor esta geografía, es propicio visitar un mapa, pero explicaremos brevemente que Hel está situado en una península que se desprende de la costa del Báltico en la punta de un golfo, aunque en forma paralela a la costa, de manera tal que encierra el golfo convirtiéndolo en parte en un lago o remanso del mar. Tomasz Nowinski es detective en Gdynia, situada frente a la península. Para ir a Hel debe cruzar el golfo en ferry o bien tomar la carretera marítima hacia el norte y entrar por tierra. No se si se entiende, pero es lo mismo: el mar es aquí un gran protagonista, y la guerra, que convirtió a Hel en una base militar, es el fantasma del primer caso, es decir, de la primera temporada. Porque se verán todavía pilotes de cemento en las playas y un búnker en el que aparecerá un esqueleto, por cierto no de la época la de la guerra, pero algo antiguo. 

Todo comienza cuando Nowinski entrecierra los ojos antes de cruzar una calle, porque se cae de sueño: padece insomnio. Una disputa de tránsito lo saca de su somnolencia, y enseguida suena su celular. Nowinski debe viajar a Hel donde apareció un cuerpo bastante putrefacto enredado en una red de pesca. Hel es un balneario turístico, no precisamente cálido, pero bello, y el detective tiene la misión de resolver la cuestión antes de que influya en el turismo, solo ayudado por una policía novata. No será tan fácil. Enseguida aparece otro cadáver, además de su viejo amor de la secundaria y el insomnio. Por otra parte, indagar las raíces de los crímenes significará en algún momento revisar los expedientes de los soldados que se quedaron a vivir en la península terminada la guerra. En aquellos tiempos, la población militar duplicaba la población estable. Los que se quedaron son muchos.

La segunda historia es actual, puramente capitalista, y tiene el corte de los policiales clásicos británicos: la flor y nata del pueblo, esto es, la aristocracia lugareña, se ha congregado entera para ver en la playa una carrera de caballos a beneficio. Los jinetes son algunos de los pro-hombres locales. Todos están allí, pero cuando el ganador levanta una botella de champagne, un disparo casi silencioso se la vuela de la mano. No termina de salir de su asombro cuando otro disparo silente le da en el pecho. Se trata de saber cuál de los nobles o las nobles del feudo ha matado a un sujeto por lo demás odioso. Y, si el asesino es del círculo de los privilegiados y allegados, cómo pudo disparar un rifle de caza desde cierta distancia y estar al mismo tiempo, o casi, aplaudiendo al ganador en la playa. Esta segunda historia, huelga decirlo, es más interesante que la primera, pero en general la serie es interesante. En cuanto al triángulo amoroso, ya verán cómo viene la mano. Precisamente una mano desgraciadamente usada lo resuelve.

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Se estrenó en Netflix el 25 de julio de 2021


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