jueves, 4 de agosto de 2022

"El hombre en el castillo": El ario puro y su familia yanqui


Miramos cientos de series y películas sin reparar en que están basadas en novelas o relatos escritos. Sin embargo, la serie "El hombre en el castillo" (2015-2019) mereció reparos cuya base es la comparación con la novela homónima (1962) de Philip Dick que le dio origen. Es que se trata de una novela "de culto", y el público y la crítica cool que sobrevivieron a los ochenta y los noventa del siglo pasado se indignan e incomodan por lo que un crítico llamó "manoseo" del texto sagrado en busca de rédito económico. No consideró que el rédito económico que da el nombre de Dick es magro en la escala de negocios del streaming. Dick ha sido y será "de culto" pero minoritario en comparación con las cifras de audiencia que alcanzó esta versión de su historia, donde se relata a su vez una historia cambiada en la cual los nazis y el imperio japonés ganaron la guerra. Es el argumento lo que compraron el guionista Frank Spotnitz y Amazon Prime Video, no el sagrado nombre de Dick, uno de los grandes escritores de ciencia-ficción de los Estados Unidos, país que dio muchos de los mejores.

  Como es sabido, la novela de Dick es una "ucronía", palabra que ningún gacetillero que se precie dejará de repetir. La ucronía es una ficción en que la historia de la humanidad o de un país ocurre de manera distinta a la que registran los libros de historia. En este caso, los nazis alemanes y el imperio japonés han ganado la Segunda Guerra Mundial. Los Estados Unidos han sido bombardeados e invadidos, y luego repartidos entre Japón y Alemania, la mitad Oeste para el primero, la mitad Este para la segunda, con una zona semi-neutral, casi sin gobierno, en el medio.

  Los personajes centrales de la historia de Dick y en gran parte de la serie son un vendedor de objetos viejos convertidos en reliquias (una cruel ironía de Dick y de la serie acerca del culto de los objetos industriales desclasificados, que funciona aún en nuestro presente); un operario de una fábrica de réplicas de objetos de culto; una chica errante; el secretario de Comercio de los Estados Japoneses del Pacífico y un escritor de novelas que en la serie es un recopilador de viejos noticieros y otros videos. La característica común es que tanto la novela en la novela cuanto los videos en la serie muestran un mundo en el que Japón y Alemania perdieron la guerra, como realmente sucedió, aunque con algunos cambios: por ejemplo, Gran Bretaña ha tomado parte en la batalla de Stalingrado.

  La comparación con la novela originaria no debe ser necesariamente crítica. La serie agrega dos personajes decisivos y cambia algunas cosas más. Y avanza al punto de rozar los límites entre serie y novelón. Esos dos personajes son el obergruppenführer (rango militar de las SS nazis) John Smith y el implacable jefe de la Kempeitai (policía secreta del ejército japonés en territorios ocupados), Takeshi Kido. A esto se agrega la familia de John Smith (repárese en que el nombre y apellido del obergruppenführer es equivalente al Juan Pérez del mundo que habla castellano, es decir, un tipo común, el más común de los yanquis), su esposa Helen y tres hijos, un varón y dos niñas que son el centro de sus conflictos de conciencia, dominados al fin por la ambición de ascender hasta el tope en la escala nazi. 

  En el mundo real en el que el Eje ganó la guerra, la serie incluye también una extendida resistencia civil; un Black Power clandestino; un sádico cuanto extravagante cazador de recompensas; actos heroicos y miserables; una evocación ligeramente sarcástica del lejano Oeste en la tierra de nadie neutral; una enorme intriga berlinesa en torno a la sucesión de Hitler -y luego de su sucesor, Heinrich Himmler-, puesto que "el viejo Adolf" todavía vive; una acentuación crítica de la guerra fría entre Alemania y Japón; crueldades sin cuento, como solo suceden en los Estados Unidos hoy mismo, y la eterna vacilación moral del héroe estadounidense. 

  Hay un gran personaje de Dick que aquí pasa a ser secundario, de apoyo argumental, digamos: el I Ching o I King, el milenario "libro de las mutaciones" chino que consultan tanto el operario Frank Fink cuanto el secretario de Comercio japonés. En la novela de Dick, el Libro es el autor de la novela del escritor Hawthorne Abendsen, el llamado "hombre en el castillo", quien concibió su ficción siguiendo e interpretando las consultas al I Ching. Esto se corresponde con la realidad en la que Dick, a su vez, escribió su novela con el mismo procedimiento.

  La participación del Libro de las Mutaciones es importante en la historia de Dick, porque finalmente siembra la incertidumbre acerca de cuál es la "verdad interior" que el Libro dictamina al final. Esto es, qué sucedió verdaderamente en la historia mundial, cuál fue el resultado de la Segunda Guerra, o, mejor dicho, cuál realidad es verdadera. La serie deja de lado esta no-solución del enigma y crea un mundo mucho más político a gran escala, y una distinta explicación de los videos en los que se muestra un mundo alternativo. Esa explicación está encuadrada en lo que podemos llamar ya una tradición de la ciencia-ficción: la de los mundos paralelos. A cambio del segundo plano al que pasa el oráculo, que es apenas algo más que el frontón moral y ético del secretario de Comercio de los Estados japoneses, la serie restituye la lucha por el poder, la dinámica de las grandes conspiraciones, el recelo, la persecución, la manipulación de la verdad, la latencia siniestra de la autodestrucción en un mundo que no es el real. Tan iguales son esas tendencias en este mundo y en el otro, que el espejo termina devolviéndonos una imagen verdadera y preocupante. No es poco para una serie arrojada al consumo masivo.

 

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Amazon Prime


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