Lleva ya décadas la orientación hacia el realismo -si se entiende este por verosimilitud- en la historia de los superhéroes. Sintetizando, el primer atisbo fue la creación de un héroe humano, Batman, que no tiene poderes sino extraordinarias habilidades. La empresa DC Comics necesitó disponer de él como contracara de Superman, que no es humano en verdad, sino kryptoniano, aunque encarne la imagen mitológica del superhombre. Es probable que la DC haya advertido una ligera disconformidad o necesidad del público en identificarse o admirar a un humano capaz de valerse por sí mismo; por ejemplo, de casi volar gracias a su entrenamiento y a la tecnología, a la par de Superman, dotado de facultades extra-humanas, aunque con el idealizado rostro de un habitante de la Tierra. Luego vinieron los inconvenientes que los superhéroes de la empresa Marvel causaban a la comunidad a cambio de librarla de supervillanos: derrumbes, destrucción de autos y otros medios de transporte, entre muchos desastres. Esto sin contar en que hacían justicia por sus manos. Es decir, estaban todos fuera de la ley. Marvel inventó superhéroes que cargan conflictivamente con sus poderes y algunos son pobres o marginales, como Lucas Cage y Jessica Jones. Por su parte, la DC creó "Black Lightning", cuyo protagonista es un negro de poder eléctrico en un barrio de Nueva Orleans, que se resiste a volver a vestirse de superhéroe (está disponible la cuarta temporada). Ahora ha llegado el turno de los marginales y de los adolescentes de los suburbios europeos. Chicos que se las ven negras luego de ser dotados con poderes extraordinarios por fuerzas oscuras.
"Mortal" y "Zero" son series que pretenden ubicar en los escenarios del streaming la realidad de los barrios de inmigrantes africanos. "Mortal" es francesa y la protagonizan adolescentes de un barrio de monobloques. "Zero" tiene como protagonistas a hijos de inmigrantes negros del conurbano de Milán. Las diferencias entre una y otra son varias, y argumentales: en "Mortal" el motor de la acción es una venganza; en "Zero" la defensa del barrio ante la voracidad inmobiliaria. Pero el común denominador es que los poderes parecen llegar desde el mundo sobrenatural. En "Mortal"se trata de la intervención directa de un dios o demonio que incita al asesinato. En "Zero" parece más bien que el poder del protagonista viene de cuna, aunque ronda por ahí un personaje al que llaman la Virgen que parece saber algo más. Y controlar algo.
"Zero" tiene un clima general más liviano, optimista. Omar es un repartidor de pizzas que dibuja comics en sus ratos libres y sueña convertirse en dibujante profesional. Pero su destino será otro: de pronto, se hace invisible. La idea -en algún momento se la formula expresamente- es que todos los habitantes de los barrios pobres son seres invisibles. Pero también los espíritus lo son. Omar es obligado casi a punta de pistola a sumarse a la banda redentora de Shariff, que defiende el barrio de las presiones a que lo someten los intereses inmobiliarios. También hay intereses de este tipo en "Black Lightning", tal vez por la percepción universal de que los grandes negocios de la construcción son una de las tres o cuatro actividades más importantes en el mundo actual, incluso por su vinculación con el lavado de dinero. La prensa europea ha señalado que "Zero" es demasiado liviana para ser social o demasiado pueril para ser fantástica. Quizá el propósito fue ese: una especie de cuento de hadas en un barrio pobre de Milán. Otro milagro en Milán. Hasta cierto punto resulta, porque la primera temporada es llevadera.
En "Mortal"el ambiente está entre un comic de ciencia ficción y uno de terror estándar. Sobre todo por la manera en que se presenta el demonio vudú que decide la suerte de los chicos: con anteojos que emiten luz roja. Hay algo más turbio y algo más violento en lo real y lo sobrenatural, aquí. Hay pesada vida cotidiana, hay pandillas, crímenes, un chico blanco al que le hacen bullying porque se ha intentado suicidar; hay fantasmas y una chamana. El poder de los protagonistas viene del lado oscuro del otro mundo y su finalidad no puede menor que ser diabólica, pero tiene su fascinación, como todo lo que ofrece el diablo.
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