La inspectora Vera Stanhope es en muchos puntos distinta, en algunos parecida y en uno, sobre todo, igual a la detective británica por antonomasia, Miss Marple, la anciana aficionada del pequeño pueblo imaginario de St. Mary Mead, que creó Agatha Christie en 1930. Vera es una policía profesional, mientras que Miss Marple es una amateur, ni siquiera una detective privada. Ambas actúan lejos de Londres, pero St. Mary Mead es un encantador pueblo de campiña británico, mientras que Vera se desplaza en una vieja camioneta Land Rover por los páramos ocres y las costas grises de Northumberland, en el norte de Inglaterra. Vera fue escrita por la novelista Ann Cleeves, que al igual que Agatha Christie se inspiró en una vecina de su familia. Vera y Miss Marple son las dos solteras, pero Vera es una obsesiva que ocupa sus noches con la continuación del trabajo del día, mientras que Miss Marple es aficionada al misterio como quien se aficionó a los crucigramas. Esto es que ha reemplazado el crochet por la investigación criminal. Vera es dura y malhumorada, lleva siempre el mismo piloto y el mismo sombrero para lluvia; Miss Marple es optimista y viste con cierta antigua y sencilla elegancia. Se parecen las dos en que ambas son, cada una a su manera, mujeres comunes, gente del vecindario. Razonan poniendo en marcha sus pequeños motores a explosión, no como cohetes, al estilo Holmes, sino más bien como Columbo. Son mandadas a hacer para ver las fallas en un encadenamiento en apariencia lógico, así como los buenos vecinos son capaces de detectar la mínima anormalidad en el barrio. Y sabemos que el camino de la pequeña anormalidad lleva a la anormalidad mayor en muchos casos. Son freudianas, antes que aristotélicas.
El policial inglés tiene ya una una prosapia de mujeres detectives, más allá o más acá de su monumento histórico a la instancia detectivesca, Sherlock Holmes. A este par se podría agregar a Cassie Stuart, la detective de Unforgotten, otra mujer con aspecto y vida de mujer común que resuelve casos enterrados, literalmente, en el pasado.
Flow archiva solo dos temporadas de "Vera", trasmitidas por Film & Arts. No son las primeras sino la sexta y la séptima de una lista de diez que se inició en 2011. Se trata de cuatro capítulos unitarios por temporada, cada uno de hora y media. Si para la muestra basta un botón, se puede decir que las historias de Vera son especialmente complicadas -además de que revelan el mundo criminalmente denso de los habitantes de Northumberland, y también su ingenio y su genio, ocultos tras apariencias ásperas-: las relaciones se propagan y se entremezclan aun en los parajes por momentos desiertos en los que emergen unas aisladas casas de piedra. Esto hace que el seguimiento de la trama requiera atención, de modo que no es recomendable seguirla bajo el efecto de una comida soporífera.
Además de los clásicos "páramos" británicos, y de las clásicas costas del Mar del Norte, Northumberland tiene paisajes muy verdes y hasta bosques. Ser dueño de una casa con buena vista en esa parte del condado es un privilegio. Pero allí también hay crimen, no originado precisamente en la ruda vida del campo.
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