sábado, 11 de junio de 2022

"Stranger things", IV temporada: Mala continuación para una historia que ya tenía un buen final

 

"Se anuncia en Netflix la cuarta temporada. ¿Habrá chinos y dragones?". Así terminaba, hace seis meses, el comentario de este blog a las tres primeras temporadas de Stranger things, una serie estrenada en 2016 que se convirtió en un "clásico" en solo tres años para los reseñistas de acá y acullá. Es notable cómo muchas cosas devienen "clásicas" en menos tiempo del que se tarda en asimilar el concepto. En meses, incluso días. 

  Pues bien: en la cuarta temporada de "Stranger things" no hay chinos ni dragones. Es simplemente una desvergonzada y agónica prolongación de la serie, en cuya transcurso el sheriff del imaginario pueblo en el que se sucedieron los hechos extraños sigue vivo, siendo que se lo había visto volar en medio de una catastrófica explosión, y es torturado en una prisión rusa en Siberia, bajo una nevada que parece tan eterna como las torturas. 

 Los chicos de la pandilla que habían procurado el rescate de uno de sus integrantes, atrapado en un mundo paralelo -una especie de infierno griego que imita las cosas de la tierra, pero en un clima espectral poblado de monstruos- vuelven a reunirse para combatir a un monstruo que, no se sabe cómo, se ha infiltrado en el mundo cotidiano, ya que la grieta -el "portal"- que comunicaba ambos mundos fue cerrada luego de una épica batalla contra los monstruos en un shopping

 En nuestro comentario anterior señalamos que ese capítulo era el mejor de la serie -su mejor resolución, agreguemos-, y hacía olvidable una anacrónica "infiltración" de los rusos -para el tiempo de la serie, aún soviéticos- en territorio estadounidense, lejos del tiempo en que los horrores del estalinismo eran recreados en Holywood con tintes casi grotescos. La prolongación de la serie va contra su propia lógica, hace realmente insoportable -no por inhumana sino por enfatizada y larga- la tortura del héroe y se vuelve retorcida en la solución del enigma que plantean la aparición y las operaciones mentales de un monstruo de la otra dimensión en este mundo. 

  Es una temporada cuya añadidura se debe, esto parece claro, al propósito de sacarle el mayor provecho económico a la historia. Muchas series se prologaron porque fueron exitosas y se convirtieron en una fuente de Juvencia del negocio televisivo. Pero en algunas, hay que decirlo, el deseo de mayor ganancia se convirtió en acicate para que productores y guionistas superaran su imaginación, o la mantuvieran en el mismo nivel. Como ejemplo, tenemos la nueva temporada de The Blacklist, que ya lleva ocho sin agotarse (de todos modos, creo que no le queda mucha cuerda). Con "Stranger things" no pasa lo mismo. La cuarta temporada es una vergüenza para los creadores, guionistas y productores de una historia que había llegado a buen fin. 
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 Netflix

 






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