domingo, 8 de septiembre de 2024

"Confusión de elite" y "Justicieros": De la teoría del caos al caos de la teoría



Las películas policiales del norte de Europa viran del famoso "noir" nórdico a la comedia oscura y la confusión del mundo actual de fronteras difusas, violencias organizadas, sistemas paralelos, crímenes planificados, guerras, corrupción, terrorismo, instituciones en peligro, mafias, corrección política, etc. Hay más producción de películas enteras que de series en esa dirección, como si la serie hubiese naufragado en el streaming que no puede aguardar un año entre cada temporada y disemina capítulos, es decir fragmentos, por doquier, al punto de que cuando uno empieza a ver una serie, olvida las anteriores que quedaron en suspenso.

Sujetos anormales protagonizan dos de las más recientes películas policiales europeas. En la alemana titulada en Prime (Amazon) "Confusión de élite" (2021), un aspirante a policía de élite poco apto pero dotado de una memoria increíble, estilo Funes, el Memorioso, es decir, la llamada memoria fotográfica, se une, o más bien se pega, a un campeón de los cuerpos especiales que suele actuar por las suyas causando graves problemas a su jefe. El comando policial casi super heroico se llama o es llamado Señor Steiner, con velada ironía, pues stein significa piedra. La capacidad fotográfica del chico permite descubrir, en detalles de la escena de un sucuestro, quiénes son los secuestradores enmascarados. Y de este modo el secuestro de la hija del presidente de un país de la antigua Europa soviética termina revelándose como parte de un complot político. Las escenas de captura de un avión recuerdan, al final, quizá con deliberada estética, las películas de la década de los 50, épocas de guerra fría.

En la danesa "Justicieros", originariamente "Retfærdighedens Ryttere": Jinetes de la justicia (2020), tres nerds, de amplios conocimientos matemáticos, humanismo blando y mil problemas infantiles, se unen a su vez a un soldado duro y veterano que intenta vengar la muerte de su esposa, en tanto aprende a querer y a proteger a su hija. Esta comedia negra se sustenta en la teoría del caos, según la cual -dicho rápidamente- un suceso cualquiera puede tener consecuencias infinitas que en apariencia no están relacionadas. La estadística, justamente, que manejan los nerds aquí, intenta dar sentido y descubrir "patrones" en ese entrechocarse incesante de bolas de billar. Lo cierto es que un hecho finalmente "nada que ver" ha desatado una tormenta que deriva en una masacre... tal vez justa. Y aun así, una lejana ternura de cuento infantil sella la historia en sus imágenes finales, como si una felicidad fuera el último estratato de la memoria, mientras una nena da vueltas en su bicicleta nueva bajo la nieve y suena el legendario villancico del chico del tambor. Por qué esta ternura aflora en esta historia de violencia no es algo que explique la teoría del caos, sino más bien un trasfondo mítico de esperanza de paz.
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Prime y Netflix




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